viernes, 1 de agosto de 2008

Miley quiere ir a estudiar a Londres

Es más correcto hablar de “funciones del lenguaje”, porque una “lengua”, en lingüística, es un idioma, y todos los idiomas tienen las mismas funciones. El lenguaje (es decir, la capacidad humana de comunicarse mediante un sistema de signos sonoros articulados) tiene las siguientes funciones:

Función representativa o referencial. Se usa cuando pretendemos meramente transmitir una información, sin hacer valoraciones sobre ella ni pretender reacciones en nuestro interlocutor, por ejemplo cuando decimos “está lloviendo”, o “la capital de Marruecos es Rabat”. Esta función se centra, dentro de los elementos de la comunicación, en el mensaje, aunque también hay quien dice que se centra en la realidad exterior o referente (los elementos de la comunicación están explicados al final de este artículo).
Función expresiva o emotiva. Es utilizada cuando el emisor (elemento en el que se centra esta función) pretende dar cuenta de su estado físico o anímico, como cuando soltamos un “¡ay!” al pillarnos la lengua con la tapa del piano, cuando decimos a nuestra novia que la echamos de menos o cuando decimos que odiamos las espinacas.
Función apelativa o conativa. Mediante el uso de esta función normalmente pretendemos provocar una reacción en el receptor, que es el elemento fundamental aquí. Es decir, queremos que haga algo, o que deje de hacerlo. Es la función principal cuando, por ejemplo, decimos “vete a tomar el aire”, “abre la ventana, por favor” o “cállate”.
Función fática. La usamos para comprobar que el canal (elemento fundamental) sigue abierto, es decir, que la comunicación es físicamente posible. Por ejemplo, cuando hablando por el móvil preguntamos si nos oyen, o cuando usamos coletillas. Ejemplos de coletillas, en cursiva: “Te quedas ahí quieto, ¿eh?“; “ayer lo pasé genial en la fiesta, ¿sabes?“.
Función poética o estética. Se pretende crear belleza usando el lenguaje. Es la función principal en poemas, novelas, obras de teatro y canciones. También es una de las principales funciones en los refranes. Esta función, al igual que la representativa, se centra en el mensaje, pero al contrario que ella, en su forma y no en su contenido. Cualquier poema es un ejemplo de la función estética del lenguaje. Por ejemplo: “Y yo me la llevé al río, / creyendo que era mozuela, / pero tenía marido.” (Federico García Lorca)
Función metalingüística. Se utiliza cuando se usa la lengua para hablar de la misma lengua u otra cualquiera. Por ejemplo, cuando decimos “burro se escribe con b”, o “the es el artículo en inglés”. Esta función se centra en el código, es decir, en la lengua respectiva de la que se hable.
Las tres primeras funciones son comunes a cualquier acto de comunicación. A las otras tres, más propias del lenguaje, se les llama funciones lingüísticas.

No está de más decir que casi cualquier acto de comunicación verbal alberga más de una de las funciones: por ejemplo, cuando gritamos “¡Sácame el dedo del ojo!” estamos usando al mismo tiempo las funciones apelativa y expresiva; cuando decimos “¡Qué bien, mañana es mi cumpleaños”, la expresiva y la representativa; al decir “El semáforo ya está en verde” usamos las funciones representativa y apelativa (transmitimos la información, y al mismo tiempo queremos que el conductor arranque); si decimos a un compañero “¡Barco se escribe con b, animal”, hacemos uso de las funciones apelativa, expresiva y metalingüística al mismo tiempo.

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